Por Adhemar Manjón
El domingo 18 de diciembre concluyó la Copa del Mundo de Qatar, un torneo que para muchos nunca debió realizarse en este estado árabe, por las constantes violaciones a los derechos humanos que ejerce sobre mujeres y la comunidad LGBTI, además de las denuncias de explotación laboral a obreros que construyeron los estadios para el Mundial. Pero una vez empezó a rodar la pelota, desde el primer partido, todas esas protestas quedaron relegadas y la gente se concentró en el espectáculo deportivo, es más, para muchos ha sido uno de los mejores mundiales de la historia. ¿Violaciones a los Derechos Humanos en Qatar? Sí, pero, el “show debe continuar”.


La FIFA, sin reparos al elegir a Qatar como sede
Después de darle el Mundial de 2018 a Rusia, país donde el gobierno tiene políticas que coartan la libertad de expresión y de prensa y donde las manifestaciones de la comunidad LGBTIQ pueden ser castigadas con cárcel, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), institución organizadora del campeonato, no se sonrojó y le dio el Mundial de 2022 ni más ni menos que a Qatar, donde las mujeres casi no tienen derechos y ser homosexual se condena incluso con la pena de muerte.
Y si alguna duda quedaba del error de la FIFA al entregar esta sede por estos motivos, el propio embajador de Qatar en la Copa del Mundo, Khalid Salman (que además fue futbolista) se encargó de despejarlas. El 8 de noviembre, a dos semanas del inicio del torneo, en una entrevista Salman señaló que, durante el Mundial, muchas cosas llegarían al país, una de ellas: los homosexuales. “La homosexualidad es ‘haram’ (prohibida), ¿por qué es ‘haram’? Porque es un daño mental”, aseguró.


Pero no solo estos actos causaron el estupor y la protesta de muchos activistas en contra de Qatar, que ganó el derecho de ser sede en 2010 con el apoyo de los 22 miembros del comité ejecutivo de la FIFA, en ese entonces presidida por Joseph Blatter (quien en 2015 fue suspendido por hechos de corrupción en este organismo). En 2016, la organización de Derechos Humanos Amnistía Internacional publicó un reportaje titulado “Qatar, la Copa Mundial de la Vergüenza”, donde exponía las deplorables condiciones de los obreros contratados para la construcción de los estadios en las diferentes ciudades qataríes. Muchos de los trabajadores eran migrantes procedentes de Bangladesh, Nepal y la India. Amnistía Internacional denunciaba en esa investigación que las personas contratadas eran objeto de trabajo forzado. “No pueden cambiar de trabajo, no pueden salir del país y suelen tener que esperar meses para cobrar sus salarios. Mientras, la FIFA, sus patrocinadores y las empresas de construcción implicadas se preparan para obtener ingentes beneficios económicos de la celebración del torneo”, aducía Amnistía Internacional.


Cuando se eligió a Qatar, la FIFA solo expresó su preocupación por un aspecto: el impacto del calor en los jugadores, “ya que el clima de Qatar es desértico con temperaturas muy altas de entre 37 grados por la tarde y 31 a última hora”.
A comienzos de 2021, el periódico británico The Guardian expuso en un reportaje que, desde que empezaron los trabajos de construcción de los estadios en Qatar, 6.500 obreros habían fallecido. La cifra se obtuvo gracias a los datos de los países que proveían la mano de obra. Si bien no se tenía información del oficio que desempeñaba el fallecido o el lugar en que ocurrió su muerte, sí se sabía que habían viajado a Qatar para buscar trabajo relacionado con el Mundial.
Con esos funestos antecedentes se llegaría al primer partido del Mundial, el 20 de noviembre de 2022.
El rechazo evidente a Qatar
Qatar, estado árabe ubicado en el oeste de Asia, tiene una población de poco más de dos millones y medio de habitantes. Qatar es una monarquía absoluta que es gobernada desde mediados del siglo XIX por la familia Al Thani. Desde 2013 el mando del país corre por cuenta del emir Tamim bid Haman Al Thani. Es una de las naciones más ricas del mundo gracias a los sectores del petróleo y del gas natural (tiene la tercera mayor reserva mundial de este producto). Es el primer país árabe en conseguir ser sede de una Copa del Mundo. Pero sus políticas en contra de los Derechos Humanos no pasan inadvertidas, fue por esta razón que se vio en aprietos a la hora de conseguir artistas que canten en su jornada inaugural. Dua Lipa, Shakira y Rod Stewart fueron algunos de los que rechazaron el millonario ofrecimiento qatarí para actuar el 20 de noviembre. “Espero visitar Qatar cuando haya cumplido con todas las promesas de derechos humanos que hizo cuando ganó el derecho de albergar la Copa del Mundo”, publicó Dua Lipa cuando explicó su situación respecto a los rumores de su presentación.


Las leyes en Qatar exigen que todas las mujeres tengan el permiso de su tutor masculino, independientemente de su edad o estado civil. De hacer caso omiso, puede considerarse “desobediencia”. Debe conseguir permiso de su esposo o tutor si quiere viajar al extranjero a estudiar y si se niega a tener relaciones sexuales sin alguna razón “legítima” puede ser castigada. En cambio, los hombres pueden contraer matrimonio hasta cuatro veces sin la necesidad del permiso de un tutor o de sus esposas.
Las críticas también llegaron de deportistas, uno de ellos fue el exfutbolista alemán Philipp Lahm, campeón del mundo con su selección en 2014, quien decidió no asistir a Qatar como invitado, mencionando que lo seguiría desde su casa. “Los derechos humanos deberían desempeñar un papel importante en la adjudicación de torneos. Si un país que va mal en esa área obtiene el premio, entonces hay que pensar en qué criterios se basó la decisión”, expuso Lahm.
De hecho, Alemania fue una de las pocas selecciones que protestó contra Qatar abiertamente. En el partido debut de los germanos contra Japón, el 23 de noviembre, sus futbolistas posaron para la foto oficial tapándose la boca con sus manos, después de que la organización del Mundial no dejara usar a Manuel Neuer, arquero y capitán del seleccionado, el brazalete con los colores de la comunidad LGBTI, ya que la FIFA prohíbe a los futbolistas las “manifestaciones políticas” durante los partidos. “Queríamos usar nuestro brazalete de capitán para defender los valores que tenemos en la selección de Alemania: diversidad y respeto mutuo. Junto con otras naciones, queríamos que nuestra voz se escuchara. No se trataba de hacer una declaración política: los derechos humanos no son negociables. Eso debería darse por sentado, pero todavía no es el caso. Por eso este mensaje es tan importante para nosotros. Negarnos el brazalete es lo mismo que negarnos una voz. Mantenemos nuestra postura”, escribieron en dos tuits en las redes oficiales de la Federación Alemana de Fútbol.


La ONG Human Right Watch denunció, a pocas semanas del inicio del Mundial, que las fuerzas del Departamento de Seguridad Preventiva de Qatar habían arrestado arbitrariamente a personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) y las habían sometido a malos tratos durante su detención. “Las fuerzas de seguridad detuvieron a personas en lugares públicos basándose únicamente en su expresión de género y registraron ilegalmente sus teléfonos. Como requisito para su liberación, las fuerzas de seguridad ordenaron que las mujeres transgénero detenidas asistieran a sesiones de terapia de conversión en un centro de ‘apoyo conductual’ patrocinado por el gobierno”, informó la ONG.
Qatar, junto a Afganistán, Pakistán, Somalia y Emiratos Árabes Unidos, son los países donde la pena de muerte es una posibilidad para los homosexuales, debido a su interpretación de la sharía o ley islámica, aunque no es una certeza legal y podría ser contestada, según el informe “Homofobia de Estado” de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA).
Mientras se jugaban los primeros partidos del Mundial, a mil kilómetros de allí, en Irán, la ONU confirmaba más de 200 muertos desde que en octubre comenzaran las protestas por el asesinato de una mujer iraní en manos de la policía moral de este país ¿Su delito? Haberse puesto mal el velo tradicional que les cubre totalmente el rostro. Días antes de que finalizara el torneo se informó que el futbolista iraní Amir Nasr-Azadani fue condenado a la pena de muerte por apoyar estas protestas, pero no hubo ninguna manifestación a su favor dentro del Mundial; claro, la excusa perfecta puede ser no desobedecer las reglas de “no manifestaciones políticas de la FIFA”, aunque quién sabe, quizás no les importa. Después de todo es un futbolista iraní desconocido.
La Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (Fifpro) mostró su repudio ante este hecho. Mientras un par de días después de finalizado el torneo, el portal español Uppers se preguntaba “¿Qué pasaría si Messi apoya a Amir Nasr-Azadan?”. La selección de Irán fue una de las participantes del mundial qatarí.
Desde el gobierno iraní mencionaron que las noticias de la condena a Amir son falsas, que el futbolista aún se encuentra esperando un juicio para saber su destino.


¿Hitos del Mundial?
¿El mejor mundial de la historia? El show continuó desde ese 20 de noviembre cuando Ecuador venció al local Qatar por 2-0. Pocos siguieron hablando de la falta de derechos humanos en Qatar y se decantaron por ver qué pasaría con Messi, Mbappé, Cristiano Ronaldo y otras estrellas. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, no se cansaba de decir que era un gran torneo y para lavarle un poco la cara al emirato árabe, permitió que por primera vez un partido sea arbitrado por una terna integrada completamente por mujeres, con la francesa Stephanie Frapparta como la juez principal.
Quedan como algunas “anécdotas” el ingreso de un hincha a la cancha durante el partido Uruguay Vs Portugal con la bandera LGBTI, que quedó tirada por algunos segundos en el suelo y fue recogida por el árbitro… de nacionalidad iraní; también fue interceptado un par de veces un periodista boliviano porque el logo de la empresa televisiva para la que trabajaba llevaba unos colores que parecían pertenecer también a esa comunidad. Los oficiales qataríes creyeron que se trataba de propaganda prohibida. También se recordará el discurso de Infantino un día antes del inicio del Mundial, donde declaró: “Hoy me siento gay, qatarí, hoy me siento discapacitado, hoy me siento trabajador migrante”. Sin duda que un ciudadano común de Qatar jamás podrá manifestar públicamente que se siente gay como lo hizo el poderoso mandamás de la FIFA, que ha negado varias veces las cifras de muertos de los obreros en Qatar. “Cada muerto es una tragedia para todos. Una muerte siempre es una desgracia. Las cifras sobre los trabajadores en la construcción de los estadios no son reales. Cuando hablemos de cifras debemos ser muy precisos para evitar generar una imagen de algo que en realidad es otra cosa”, resaltó un día después de acabado el Mundial al ser consultado por los fallecidos.


Finalmente, se coronó Argentina en el último partido, venciendo por penales a la última campeona: Francia. La Copa del Mundo de la Vergüenza, como fue llamada, tuvo un cierre que no pudo ser menos repudiable, cuando Messi, momentos antes de recibir la copa de campeones, fue investido con la túnica que utilizan los hombres qataríes, esos hombres que hacen a un lado de esos festejos a las mujeres. Campeonar en un gobierno dictatorial no es novedad para Argentina, ya lo hizo en 1978, en su propio país, cuando el régimen del terror de la junta militar encabezada por Jorge Videla hacía desaparecer gente. Quizás, después de todo, es como declaró hace tiempo el exfutbolista español Xavi, actual director técnico del Barcelona y que jugó algunos años, antes de retirarse, en el fútbol de Qatar: “En Qatar no hay un régimen democrático, pero la gente es feliz”.