Francisco Méndez Nagashiro, facilitador del taller, que arrancó con éxito en el Centro San Isidro, manifestó su felicidad a las 19 personas que asistieron a este encuentro que continuará en 3 próximas clases.
El espíritu de voluntariado y el deseo de compartir sus aprendizajes, llevó a Francisco a presentar una propuesta a Juan Pablo Sejas, director de San Isidro, quien aceptó esta gran iniciativa.
Mujeres del barrio y de otras zonas de Santa Cruz expresaron su alegría, porque, en la primera jornada, aprendieron sobre la importancia de crear estos espacios en los hogares. Asimismo, realizaron la práctica del almácigo utilizando compost producido en el Centro San Isidro y semillas de tomate y pimentón, alimentos que hay en los hogares, entre otros alimentos.
Tocar la tierra, sentir la humedad de la misma, ver la forma de las semillas y aceptar el reto de cuidar el almácigo para ser testigos del proceso de germinación y ver crecer la plantita es lo que motiva a las personas que disfrutan de estos nuevos aprendizajes.
El joven facilitador, además, contó con el apoyo de su hermana Zoé, su madre Adela y Marcos Ruiz Alpire, ingeniero ambiental.
La aventura de aprender continuará el próximo sábado cuando todos empiecen a armar sus huertos móviles con mucha creatividad.





