Un grupo de voluntarios y voluntarias van dando forma a una estructura de fierro, les cuesta al principio pero continúan con su trabajo, todos llevan puesto un chaleco serigrafiado en la espalda: “San Isidro, Pasión que transforma” dicen las letras. A unos cuantos metros un puñado de gendarmes que resguardan la conflictiva zona de la Rotonda del Plan 3000 miran con sospecha, están lejos de entender la esencia del acontecimiento, reclaman algunos papeles de autorización para el uso del espacio público, en realidad los voluntarios no han tramitado el permiso, se les muestra una carta de compromiso del Municipio cruceño para apoyar económicamente la actividad, con eso les basta para no obstaculizar el armado del teatrino. Es una tarde despejada, hay mucho sol y poco tiempo para iniciar la cuarta versión del único festival de teatro callejero en Bolivia, lleva por nombre PERIFÉRICA (así con mayúsculas, como gritándoselo al mundo) y es una iniciativa del Centro San Isidro.
A esa hora los y las estudiantes van saliendo del colegio, justo cuando todo está listo para iniciar la función y la sombra fresca va tomando el espacio. Uno de los voluntarios invita a los jóvenes a quedarse para disfrutar de un show de teatro, circo y malabares. “Este es el único festival de teatro callejero del país y nació aquí en el Plan 3000”, les dice. El público responde automáticamente con aplausos, un gesto de orgullo por saber que una actividad como esa tiene su origen en las periferias de la ciudad.
El espectáculo empieza. El artista uruguayo Santi de la compañía Brinco Teatro hace demostraciones de equilibrio, monociclo e interactúa con la gente, los chicos y las chicas se ríen con él y participan de sus invitaciones para colaborar con el show. Transcurre la función y el público ya no es solo de estudiantes, se suman señoras del mercado, transeúntes, vecinos y vecinas, la propia gendarmería, refresqueros y demás curiosos. El festival logra convocar a una pluralidad de espectadores que quizás nunca hemos visto en los pocos teatros de la ciudad, centros culturales e instituciones artísticas. El elenco de teatro Trono, un grupo de artistas de la ciudad de El Alto, cierra el primer día del PERIFÉRICA con su obra “Ellos no tenían zapatos” tocando temas sobre niñez y violencia.
De esa manera transcurrieron cuatro días, desde el 10 hasta el 13 de octubre, fue la versión más larga y con mayor producción de todas. A pesar de las dificultades presupuestarias que significa hacer cultura en Santa Cruz el Centro San Isidro ha sabido trazar y construir una dinámica de trabajo en gestión cultural que ha permitido que sus propuestas vayan creciendo año a año. Una organización que, para 2020, cumplirá su quince aniversario, un centro integrado por personas diversas formadas en distintas áreas que mecanizan el trabajo cultural y artístico reivindicando siempre el sentido de hacer cultura desde la periferia, hacer cultura desde el margen como fuente creativa. Vale decir que el Festival de teatro callejero es producto de esa dinámica.
Este año no solo fue la versión más larga, también fue la que tuvo mayor alcance en los macrodistritos cruceños, el segundo día se realizó en la Pampa de la Isla, en su tradicional plaza de Los Chacos, las reconocidas actrices Mary Monje y Valeria Catoira de El Baúl teatro presentaron un número variado de cuentacuentos. El tercero fue en el Mercado Primavera de Los Lotes, en ese lugar la atmósfera fue distinta, la asociación del mercado se vio involucrada, permitieron hacer la invitación al interior de todo el enorme galpón que recubre a centenares de comerciantes, pusieron a disposición los nueve parlantes instalados en la infraestructura para hacer partícipe a todo el público posible, colaboraron en identificar el lugar más adecuado para instalar el teatrino y cedieron sin costo el uso de electricidad. Fue una demostración clara de gestión de la cultura popular y la implicancia de actores sociales que muchas veces son construidos como ajenos al ejercicio del arte y la construcción de puentes culturales en beneficio de la población. La función estuvo dedicada de lleno al arte circense, el artista Raymundo Ramos y su compañía Rrorrocirco Varietté presentaron la obra BOMBA y fueron los encargados de cerrar la tarde con un público integrado en su mayoría por niños y niñas.
La última jornada del festival PERIFÉRICA se dio en la histórica Plaza principal de la Villa Primero de Mayo. El equipo organizador dobló sus esfuerzos para cerrar con una tarde llena de teatro extendida hasta las primeras horas de la noche, con un despliegue técnico del proyecto Faro cultural para montar un escenario con buen sonido y luces. Los chicos del elenco Ser Vicio Público, que han participado del festival desde su primera versión, fueron los responsables de abrir la función a cielo abierto, seguidos por Studio Vértigo que presentaron Esto no está pasando bajo la dirección de Oscar Leaños, también actuaron Brinco Teatro y Pedro Pajarito. En el momento clave de la noche se vio un público masivo, diverso y participativo.
Esa fue la manera en que se llevó adelante el festival de teatro callejero PERIFÉRICA 2019, un año más convirtiendo las callen en escenarios para el arte y la construcción de cultura para Santa Cruz, un año más convirtiendo el espacio público en manifestación artística, un atrevimiento profundamente valioso del Centro San Isidro y su equipo de gestión, un equipo que no se cansa de insistir en seguir trabajando desde las periferias para toda Bolivia.
Periodista Virtual. Christian Daniel Egüez