La Chiquitania y su importancia.
La Chiquitania es una ecorregión con sus propias características, geológicas, de fauna y flora y por su puesto cultural que la componen y configura. La eco región Chiquitana está ubicada entre la ecorregión del Chaco y la de la Amazonía. Abarcando alrededor del 70 % del departamento de Santa Cruz algunos remanentes en el estado de Matto grosso en Brasil y algún remanente en el Paraguay. Gracias a las adaptaciones de la flora y fauna para un bosque seco estacionalmente, permiten que servicios ecosistémicos tan vitales como la concentración del agua para toda la región así como para el Chaco al Sur y otras como el Pantanal y el cerrado ocurran, o la distribución de los vientos y con todo la regulación climática en toda la región también dependen del estado de salud de estos bosques y sus habitantes.
La ecorregión de la Chiquitania es única a escala mundial, pues contiene alrededor de 240 especies de plantas que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta y se siguen descubriendo nuevas; sin embargo, debido al desmonte, a los incendios, a la degradación rápida de la vegetación natural y a otros fenómenos que vienen ocurriendo en los últimos años, un 30% de estas especies están en riesgo de extinción.
En la región se pueden encontrar aún especies tan emblemáticas como el Jaguar o el Anta o Tapir, como algunas especies muy raras de ver como los perritos de monte o el armadillo más grande del mundo, el pejichi. Algunos como el monito chichilo (Mico melanura) el 80 % de su distribución se encuentra en bosques chiquitanos.
Pueblos indígenas que la habitan.
La investigadora Cecilia Martínez señala que la denominación de chiquitano es adoptada de un error o desinterés de apreciación de los conquistadores españoles que llegaron en el siglo XVI al ver las viviendas de una étnia tovaçicoçi denominada por los guaraníes como Tapiomiri (esclavos de casas chicas) y ésta denominación errada se la extrapolo a la gran variedad étnica y lingüística de la zona. Que por otro lado al estar en el centro entre dos importantes regiones como son el chaco y la amazonía, confluyeron muchísimas etnias y sus mestizajes, después de los ayoreos, chané, arawak y zamucos, del censo de Chiquitos por parcialidades realizado en 1745, que seguía reflejando la diversidad de grupos reducidos en las misiones: piñocas, purasis, paicones, quiviquicas, baures, guapas, guarayos, boococas, tubasis, puizocas, yurucarés, zibacas, quimomecas, quitemas, napecas, paunacas, cusicas, tapacuras, taus, tanipicas, etc. El tiempo fue aglutinándolo o invisibilizando la mayoría de las identidades indígenas conglomerándolas básicamente en dos, Chiquitanos y Ayoreos.
Los Servicios ecosistémicos y su contribución al ser humano.
La Chiquitanía no puede producir nada sin su hábitat, el bosque chiquitano está adaptado para vivir en serranías o sobre el escudo precámbrico en un clima altamente seco estacionalmente permitiendo albergar a la fauna que permite las interacciones ecológicas, todas estas adaptaciones permite que se almacene y se distribuya agua a toda la región, también regula el viento, que de otra forma desertificaría o erosionaría toda la tierra, además de la regulación del clima. En otras palabras, se va el bosque chiquitano y se pierde toda posibilidad de vida humana y ni que decir de producción en la región con sus consecuencias para la conectividad y viabilidad del chaco, pantanal o el cerrado.
Fuego 2019
En la chiquitania el 2019 se quemaron alrededor de 3,5 millones de Ha. Con las consecuencias directas de contaminación de fuentes de agua, además de en un año de alta sequía, lo que afectó la salud y forma de vida principalmente de comunidades indígenas.
Fuego 2020
En el municipio de San Ignacio de Velasco hasta el 9 de septiembre, se han registrado un total de 7.885 focos de quemas, de este total el 23% se concentra en el mes de julio, el 40% en el mes de agosto y el 19% en los 9 primeros días del mes de septiembre. Hace unos días se quemaban las pozas en Santiago de Chiquitos, antes Otuquis, también la reserva de Copaibo en Concepción.
Existen muchos esfuerzos con instituciones de gobierno como SERNAP, Gobernación, Bomberos voluntarios y muchas entidades como ONGs y colectivos ciudadanos, articulando, brindando ayuda, apoyo, pero como nos ha demostrado los incendios del año pasado, si no mejoramos los problemas estructurales y no se invierte en serio en la fase de prevención y los suministros necesarios para la reacción rápida en grande, siempre será más dura la necesidad cuando el incendio quema nuestros zapatos.
El problema
La falta de un modelo económico nacional que también vele por la dinámica de micromercado o mercados internos, y sólo se piense desde la óptica de cobro de impuestos y aranceles.
Dentro de ésta óptica, las oportunidades de beneficio siempre salen de los sitios de producción, es decir que el desarrollo boliviano está basado en la inversión de grandes capitales que necesitan acaparar tierras, sean propias o alquiladas para producir principalmente insumos masivos o de exportación, lo que genera una pobreza regional a cambio de agrandamiento de capitales, donde la mayoría son externos.
Bajo ese modelo, aunque llenemos la chiquitanía de soya y ganado para exportar a China, destruyendo posibilidades de crecimiento a largo plazo, no beneficiará a los habitantes locales y estos terminaran engrosando los cordones de miseria en las ciudades intermedias. Como actualmente pasa.
La Propuesta
La primerísima necesidad es consensuar como país un plan económico y de crecimiento sostenible a diferentes niveles, escalas y en función a la vocación y autonomías indígenas con su gestión territorial, y mirar al país como lo que es, un país diverso donde los policultivos, selecciones de sus propias semillas y no las transgénicas, donde hay enorme potencial de alimentos y productos del bosque que son menospreciados por no servir para grandes exportaciones sean desarrollados. Es decir un crecimiento económico basado en nuestras potencialidades y realidades.
Como sociedad es necesario que tomemos conciencia, que aunque nos guste categorizarnos en gente de la ciudad, productores y no productores, clases sociales, bosque o ciudad, todos, todas, todes, estamos integrados entre nosotros por nuestros hábitats, lo que le afecte a él, nos afecta directamente en el corto, mediano y largo plazo, en diferentes niveles y grados a todos. Tampoco puede haber producción sin un hábitat viable.
Conozcamos a nuestro colaborador:
Sixto Angulo, boliviano, veterinario de fauna silvestre, desarrolla actividades de investigación y salud de hábitat por alrededor de 15 años, y 5 años de trabajos en equipos multidisciplinarios en la temática de diálogo y gestión de conflictos socio-ambientales de la Chiquitania.